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25 nov 2010

El Tribunal Supremo se niega a dar árnica al anestesista de Antonio Meño


María Isabel serrano / Madrid

El doctor Francisco González quiere que se admita ahora que él no conocía al nuevo testigo del caso


El auto del TS decide no modificar su sentencia tal y como pedía el anestesista que atendió a Meño en el quirófano. Este médico, el doctor Francisco González, aseguró en su declaración que el nuevo testigo, el doctor Ignacio Frade "no estuvo en el quirófano" el día de la intervención de Antonio Meño. El fallo del Supremo del 15 de noviembre añadía que la presencia de Frade en el quirófano, que en julio de 1989 estaba como aprendiz, "no ha sido negada por el anestesista". Y, sin embargo, dicho anestesista pretende, ahora, que ese no fue su testimonio.
«Cúmulo de ambigüedades»
En su auto, el Tribunal Supremo deniega la petición del anestesista para modificar la sentencia porque, refiriéndose al doctor González, indica que "su falta de rotundidad" en las respuestas "evidenciaron, de nuevo en el proceso de revisión, el propósito de mantener en la sombra, oculta tras un cúmulo de ambigüedades, la verdad de lo ocurrido y que determinaron, junto al resto de la prueba, a entender concurrente la denunciada maquinación fraudulenta".
El doctor Frade dijo que en la operación de Meño, hubo un fallo en la anestesia y que el anestesista no estaba cuando se produjo dicho fallo. Sin embargo, la teoría del doctor González y de la clínica ha sido que al final de la operación de rinoplastia, Antonio Meño se tragó su propio vómito, algo que negó el doctor Frade cuando estaba allí como aprendiz.
En su día, el Juzgado de Instrucción número 11 de Madrid, la Audiencia Provincial y el propio Tribunal Supremo, con las pruebas que entonces contaban y sin el nuevo testimonio del doctor Ignacio Frade, consideraron que la actuación del anestesista había sido correcta. El 3 de noviembre, cuando se revisó el caso en el Supremo, el Alto Tribunal estableció que se debía reabrir el caso por "manipulación fraudulenta". A finales de la pasada semana, y tras 522 días viviendo en un chamizo en la plaza de Jacinto Benavente, la familia Meño Ortega volvió a su casa en Móstoles.
Día 24/11/2010 - 21.47h



http://www.abc.es/20101124/local-madrid/sentencia-201011241949.html

23 nov 2010

PARTE DEL TEXTO PUBLICADO EN UNA REVISTA ALEMANA

Texto integro extraido de la revista alemana.

Como Juana Ortega recuerda esta escena, sus ojos se llenan de lágrimas. Ese día, en julio de 1989, a las 10:45 horas, vio a su hijo durante el tiempo sana pasado. Ahora está sentado a su lado en una choza en el centro de Madrid. Sobre el cuerpo retorcido de Antonio se ha extendido una manta. Sus ojos se abrieron, su malmt la mandíbula, pero no pueden ser comunicadas. Su cerebro está muy dañado.



La cama está en una pequeña choza en el centro de la capital. Es una protesta con hojas de tableros de partículas y de plástico. 17 meses han vivido los padres y el hijo aquí en el invierno y el verano. Lo han soportado porque nada más era soportable.


Desde que la operación hace 21 años, Juana Ortega tratar de demostrar a su marido en la corte que su hijo fue asesinado por un defecto del anestesista en un estado de coma. Pero no una y otra vez. Se escribió al rey español, el presidente y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. Pero los poderosos, dicen que la pareja que no había considerado.

http://www.spiegel.de/panorama/gesellschaft/0,1518,730429,00.html